“Conocimiento interno del Señor para más amarle y seguirle”
«El Sagrado Corazón de Jesús no es algo imaginario que nos separa o distrae del amor de Jesucristo. Representa la fuente de la que brotó la salvación para toda la humanidad. Vive glorioso en medio de nosotros y ha querido quedarse entre nosotros para dejarnos abrazar por su amor humano y divino, símbolo e imagen expresiva de la caridad infinita de Jesucristo». La Iglesia ha elegido la imagen del corazón porque representa el amor humano y divino de Jesucristo y el núcleo más íntimo de su persona. En definitiva, es el mismo Jesús, que ha resucitado y vive glorioso en medio de nosotros, a través de este corazón, que se ha convertido en símbolo de la intimidad más personal y también de los afectos, las emociones, la capacidad de amar. Por tanto, lo que contemplamos y adoramos es a Jesucristo entero, el Hijo de Dios hecho hombre. En esta imagen venerada de Cristo destaca su corazón amante, nos deja al mismo tiempo una mirada que llama al encuentro, al diálogo, a la confianza; tiene unas manos fuertes capaces de sostenernos; tiene una boca que nos dirige la palabra de un modo único y personalísimo.